Ayer fue uno de esos días en los que se genera tal cantidad de información y de tanto calado que a uno le cuesta, no sólo ya reflexionar sobre ella, sino simplemente tratar de asimilarla. Como se dice vulgarmente, hubo para todos.
Llega un punto en que uno, en su ignorancia, piensa que no puede acumular más indignación -algo así como lo que le debe pasar a Zapatero respecto al paro, que se/nos reconforta diciendo que en ningún caso llegará a los 5 millones-, pero la tozuda realidad se encarga de devolverle de la inopia.
Mientras continúa la digestión - esta vez, de las pesadas- os voy a dejar un par de enlaces al hilo del último post sobre El Dios Mercado, en el que dos grandes como Éric Toussaint y Rosa Mª. Artal reflexionan al respecto: La religión del Mercado y Secuestrados por los mercados.
Al menos, me queda el consuelo de que no sólo yo lo veo así.
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