Al calor de los acontecimientos de los últimos meses me hallo entre dos sentimientos encontrados. Uno, coloreado de ciertos tonos esperanza, donde parece que el pueblo (al menos parte de él) ha salido de su letargo, recuperado la dimensión pública y social de la plaza (aquél ágora griega), y elaborado una contestación cívica ante los atropellos que día sí, día también, sufre por parte de los bufones de los mercados.
Del otro lado, el lienzo se tiñe de gris. Día a día constato cómo la maquinaria propagandística cercena, coopta y secuestra con sorprendente facilidad y profundidad el "pensamiento" de las personas. Desconozco cuál es el mecanismo exacto utilizado por esta aplanadora mental, ósmosis, riego por goteo o inundacón (a lo peor simplemente se sirve de encefalogramas planos), pero provoca desazón comprobar cómo personas corrientes no sólo aceptan resignadas, sino que justifican, recortes en conquistas sociales conseguidas por "utópicos" de otra época, dilapidando y menospreciando derechos adquiridos a costa de ímprobos esfuerzos.
Me pareció paradigmática la opinión de una mujer de mediana edad, que interrogada por una periodista de rtve acerca de su opinión sobrede la jornada de huelga de médicos en la sanidad pública catalana no acertó más que a decir que "[...]Es una vergüenza, gasto mi dinero, el dinero en la gasolina de mi coche para venir aquí y llego y no me atienden!".
Cuánta razón, señora...parafraseando a Savater, uno no piensa para salir de dudas, sino para entrar en ellas.
Pero, ay pensar...
Veremos qué depara el futuro ante el más que previsible cambio de gobierno del domingo. Me temo que peor de lo mismo. Desgraciadamente de nada servirá recurrir al "ya te lo decía yo". La respuesta es previsible, nos han contado ese cuento demasiadas veces. La bandada de loros erguidos coreará al unísono la letra de la zarzuela "Queso Gruyer" de Dolores de Cospedal al llegar a presidencia. Lástima que para entonces no recuerden la majestuosidad del réquiem de "La Valencia de Camps".
Si las luchas de ayer son los derechos de hoy, asusta imaginar qué futuro nos espera si en el presente asistimos impávidos a la instauración de una cleptocracia canalla, que empuja a tantas personas a la desesperación y a la miseria.
Sea como fuere, espero equivocar mis cavilaciones, así que vaya desde aquí un sincero "Buena suerte Mariano".
Escribes igual que cocinas... simplemente exquisito.
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